VER TODAS LAS COSAS COMO NUEVAS
Error: lo que se considera verdadero es en realidad falso. Errar es humano, dice el refrán, pero a lo largo de la historia lo humano ha devenido en un incansable intento por definirse desde lo correcto y lo posiblemente perfecto, más que desde lo real. Partiendo de imperativos autoimpuestos (de manera individual o colectiva, privada o social), el parecer se ha tomado el espacio que a priori corresponde al ser, voluntad que permanece usualmente en silencio bajo ideas como el deber, el orden, lo bueno y lo bello.
Las obras reunidas en SEMITONO nos recuerdan que no es en el control y el orden que se encuentra lo bello, sino en aquel vacío insensato donde habita y sobrevive la intuición; lo azaroso e inesperado por sobre la razón, el cálculo, la reproducción, el calce. “Quien usa demasiado la razón se hace sospechoso de estar atentando contra ella”, escribió Kafka. Entre colores y figuras, este conjunto arma una constelación de gestos sencillos, derivados de esa especie de desconfianza acerca del propio juicio que es el hacer irracional y libre.
No es que no haya orden, es que hay otro. En ese otro orden el sentido, “factor fundante de todo proceso de comunicación” se vuelve irrelevante, una idea vertiginosa. “¿Cómo hablar sensatamente del sentido, cómo volver sobre el momento de su formación si para ello necesitamos a la vez situarnos en un discurso que es la última fase del sentido ya formado?”1. No hace falta una mirada trascendente, una serie de reglas que definan el juego. Este opera y funciona en su propia lógica, más allá de lo esperado y de todo lo antes visto; o acaso en todo eso ya visto, después del evento del hacer, la magia que permite ver todas las cosas como nuevas.
Puede ser algo ínfimo: una gota de acuarela que desbordó la grilla; una barra de color que pasó sobre otra, creando una nueva tonalidad. Un conjunto de pequeñas escapatorias a lo perfecto, astucias que abren el camino del solo ser. El error abre la libertad de no tener que ser, de habitar esa nada donde entra todo y más. Ahí donde el sentido supera toda narrativa de base, al margen de la más dura especulación, ahí se encuentra la forma más clara de la obra y del arte; en ese hacer donde el lenguaje no alcanza – ha dejado de ser necesario.
Fernanda Aránguiz M.
Santiago, Chile. Diciembre, 2022.
︎